Anoche volé y volé desde una gran montaña y planee por un bello valle lleno de hierba fresca. Entre el valle corrían hilos de aguas cristalinas que a su paso, iba tejiendo una gran manta verde que cubría todo el suelo. A pesar de la oscuridad de la noche, las estrellas brillaban y daban una clara luz para marcar el camino, y hacer visible el fondo del valle.
En pleno vuelo tuve miedo, pero ante tanta maravilla y la sensación de bienestar tan placentero que produce el contemplar tan hermosísimo espectáculo ante mis ojos, como una bala de oro irrumpió en mí mente y fulminó mis turbaciones. No bajé hasta la profundidad del valle, el vuelo lo hice más o menos protegida por las cinturas de la montaña, y grite libertad. Las letras chocaron contra las grandes montañas, y devolvieron a mis oídos en forma de eco uniéndose entre ellas todas las letras sonando varias veces libertad, libertad, libertad… y embelleciendo más el paisaje.
Mientras volaba pensaba en los pájaros y su felicidad, y en como ellos son libres al poder extender sus alas e ir de un lugar a otro. La sensación que yo tenía era, de que sí, yo volaba en ese momento, pero que mi tiempo sería reducido y podría dejar de volar y caer al vacío. En todo momento era consciente de que no era ligera como un pájaro, sólo que no se cual fue la causa, se me concedió ese deseo de poder hacer un vuelo.
Y de pronto noté como sin esfuerzo alguno, subí de nuevo a la montaña y todo estaba nevado. La montaña lucía una gran manta de seda de un blanco inmaculado. E inmediatamente fui en busca de mi compañero para compartir tan grato momento. Paseamos los dos agarrados de la mano por el lugar, y yo, le invite hacer un vuelo. Intenté e intenté mover mis brazos, pero las alas no se abrían. No pude hacerle partícipe a mi compañero de la experiencia de volar.
De mis labios salieron algunas palabras: mí cámara, no he traído mi cámara para fotografías las montañas nevadas. Y volvimos a por la cámara y, zas, me desperté con una gran taquicardia.
Parece que hice un vuelo astral a algún lugar muy bello con montañas nevadas.
Autora: Isa, yo misma
4 comentarios:
Cerramos los ojos y lo que se abre ante ellos es una experiencia inolvidable...!
Gracias, Isa!
Malena
Gracias a ti Malena. Es cierto, cuando dormimos es posible que veamos y sintamos cosas hermosas a pesar de estar durmiendo. Los sueños parecen tan reales mientras estamos metidos en ello, que podríamos describir perfectamente los lugares a los que nos desplazamos durante el sueño.
Saludos
se que no dejaras de volar ni en los instantes mas dificiles, tienes alas especiales
saludos
Gracias tony, bueno sí, eso intento, volar y que ningún problema, ni nadie intente cortar más mis alas.
Gracias y saludos.
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