Llegó el Otoño y el sol se conviertió en bella flor

El domingo por la mañana bajamos a visitar a mi suegra. Estaba la mujer regando sus flores y su hijo, mi compañero, la pidió la goma y regó él. Yo miraba como el agua sofocaba la sed de las plantas y flores. Y esta bella flor, aun no había abierto sus ojos. La maceta se llenó de agua y la tierra poco a poco bebía del rico licor de la vida. Todas las flores y plantas quedaron embriagadas y satisfechas. Felices y contentas por haber sido bañadas y a la vez hidratadas. Seguro el capullito despeluchado que hay al lado de este sol, era igual antes de salir esta belleza que no sé cuál es su nombre.

Sobre las 15:30 volvimos a bajar para despedirnos de mi suegra. Nada más entrar en el jardín (corral), mis ojos la vieron. Allí estaba flamenca, bien erguida y con ese porte de reina. Lo primero que pensé era que el sol se había caído del cielo, y que la maceta, la tierra lo recogieron. Supongo esta es flor de un día. De ahí que luzca su belleza y lozanía. No tuve la suerte de poder ver el tiempo que vivía, pero seguro solo unas horas, pues es flor de una especie de captus, y estas platas por lo general sus flores son muy bellas pero mueren pronto.

Recien despertó y sus ojos recibieron el saludo de pequeñas luciernagas.

Saborea el nuevo día como un niño saborea una piruleta de fresa

Aun goza de la vida a pesar de sus dañinas espinas.

Es tan feliz que comparte para felicitar a amantes.

A dulces novias/os.

A los amigos/as para su anomatia.

A las madres para darla las gracias por querernos y cuidarnos.

Tambien luce en las tumbas para acompañar a seres queridos ya fallecidos.

Y es la flor más bella  y socorrida por antonomasia.