miércoles, 9 de junio de 2010

Haciendo el amor




Ésta es la historia de cómo Bolita mi conejita conoció lo que es amor.

El domingo sonó el telefonillo de la calle. Al otro lado mi vecino me decía que bajara a su cuarto trastero que tenía una sorpresa.

Bajé a su cuarto trastero.

La historia era un conejito que alguien había abandonado en el campo.

Él lo había visto y como iba con su hijo mi vecinito que sube a acariciar a Bolita, me propusieron que me quedara con él.

Yo le dije que tenía que consultarlo con Antonio, pero que seguro no estaría de acuerdo. A Bolita la tolera porque yo la he tomado cariño y la cuidamos desde que era una bebita.

No obstante le dije que en lugar de tenerlo en una caja en el trastero, me lo subía hasta que encontrara quien se quedara con él. Ya me dijo que tenían un amigo que se lo llevaría a un terreno que tenían.


Subí con Roqui a casa, así se llamaba el conejito.

Antonio no puso buena cara, pero se quedó cortado porque conmigo venía toda la comitiva familiar. El niño, su hermana, y el padre.
Soltamos a Roqui en la terraza y muy contento. Al ver a Bolita saltaba y corría a su alrededor.


Hicieron toda una fiesta.
Se ve no habían tenido educación sexual.
Se hicieron miles de caricias.
Entre algunas de las caricias el 69.

Carreras y más caricias, y más carreras hasta que encontraron la posición más adecuada.
El niño preguntaba que hacían. La hermana reía y el padre también. Antonio serio dentro del salón, y mirando a través del cristal de la ventana. Pues teníamos invadida la terraza.
Nadie contestaba. Yo le dije a Alejandro que se estaban acariciando igual que lo hicieron sus padres antes de que él viniera al mundo. Están haciendo el amor.
Entonces me dijo que tendrían hijos. Y yo le dije, bueno o tal vez no. Tal vez solo necesiten hacerse mimos hasta conocerse mejor.



 
 
El niño quedo conforme y seguimos mirando el espectáculo de los amantes.
Hasta que yo dije, venga se terminó el espectáculo.
El niño me dijo que cuando saliera del cole vendría a visitar a Bolita y a Roqui. Y yo le dije que de acuerdo.
Perooooooooooo, cuando ya no estaban, Antonio muy serio me dijo que no le perecía bien lo que hacíamos.
Qué íbamos hacer si tenían conejitos. Que ya me daba mucho trabajo Bolita y que con más conejitos estaría más liada.
La verdad es comprensible. En un piso no se deben de tener estos animalitos. Y Bolita es afortunada al poder correr por la casa.
Jamás hizo pis ni caca fuera de la jaula.
Pero cómo controlar a 3, 4 u 5 conejitos más.
Llamé al vecino y le dije que viniera al por Roqui, que Antonio estaba enfadado conmigo por dejar que se quedara aquí.
Vino a por él, se disculpó y dijo que lo entendía, y se llevo a Roqui al cuarto traste, pues su mujer no dejó que lo tuvieran en casa.
Al día siguiente pregunté por Roqui, y afortunadamente su amigo se llevó al campo.

Seguro que Roquí hará el amor a muchas conejitas por allí.

Espero que Bolita solo llegara a saborear algún que otro resquicio de lo que es el amor, y no haya quedado encinta.