... Darío pensó que estaba en una fiesta.
Sentía mucha algarabía, ruido de utensilios metálicos, ruido de maquinas, ruidos de voces,...
Era tan plácido su bienestar, que se sentía viajando en una nube.
Pensó para sus adentro que no le gustaría despertar nunca de ese bello sueño.
De pronto, sintió como su corazón bombeaba la sangre estruendosamente.
Alguien había donado vida para él.
Darío, recibió un corazón de otra persona generosa.
El ruido se había convertido en una gran carrera de caballos.
Hasta ese momento, nunca supo que ese era su nuevo corazón.
Un pedazo de algodón volaba por el cielo sin rumbo alguno...
... las noches se le hacían interminables y muy frías.
Era como si el aliento de la nieve lo paralizara...
Con la luz del nuevo día, el aliento del sol le soplaba calor, recobrando la vida.
6 comentarios:
Isa,ese corazón estrena la fiesta de la vida y es un placer descubrirlo y valorarlo...Y la nube tiene alma y vuela,nos anima a ensayar,amiga...
Mi felicitación por tus sencillos y mágicos minicuentos.
Mi abrazo grande y mi ánimo,amiga.
M.Jesús
Gracias M.Jesús. Sí así es ese corazón estrena la fiesta de la vida.
Gracias. Yo estoy muy animada, son solo microcuentos que no sé porque surgen en mis escrituras.
Saludos y otro abrazo para ti
Contagia alegría ese corazón. Bien por este cuento.
Un fuerte abrazo.
Contagia alegría ese corazón. Bien por este cuento.
Un fuerte abrazo.
Gracias Salvador Pliego, me alegra que te guste. Es para llamar la atención y que donemos los organos cuando ya nuestro cerbro dejó de funcionar. Graciasssssssss.
Saludos y un abrazo
Salvador, lo siento, he intentado tres veces enviarte un comentario en tu blog y no me deja, o no sé hacerlo. Yo creo que lo hago todo bien.
Bueno pues eso, que lo siento mucho.
Saludos y otro abrazo
Publicar un comentario